Era invierno de 1998 cuando el Ángel del Norte llegó a Newcastle. Un invierno en que los metales preciosos se confundieron y el oro dejó que el precio de la onza de plata lo supere. El hierro, el rey de los metales comunes, como buen “geordie” se descalabró y cayó sin freno hacia su peor record histórico en lo bolsa. Pero a esta ciudad de tradición minera esto ya no le afectaba porque hace tres siglos se cansaron de tanta honestidad metálica y cerraron sus minas para buscar en el comercio portuario y en la industria textil su cerveza de cada día. Ser febril no hacia match con su destino, así que la más famosa Dama de Hierro en Google pronto cerró estas industrias para crear una Inglaterra global sin minas ni fábricas y sin geordies.
Ser geordie, como se les conoce a estos ingleses norteños, es tener el espíritu amigable y siempre actuar en manada. Solo tienen un equipo de fútbol y no entienden por qué son adictos a los derbies –duelos entre equipos de la misma ciudad –, en Manchester o Liverpool. Por ello, durante ese invierno lo primero que se le ocurrió al técnico del Newcastle United fue llevar a pasear al nuevo jugador a donde todo el pueblo iba a tomar las cervezas los días de mitad de semana.
Cuando llegaron al terreno, las grúas cumplían la labor de instalar las alas del acero que salió de la última mina del pueblo. Apenas fue instalado, el asombro que generó la figura de veinte metros llevó a que los geordies lo tomen como un nuevo dios popular. “Si metes un gol en tu primer partido la gente te querrá por siempre acá”, le dijo el técnico al nuevo jugador chalaco que llegó con un trompeta a los puertos del río Tyne.

El Milenium bridge es un puente colgante peatonal que cruza el río Támesis, uniendo la zona de Bankside con la City. (Crédito: yandex.ru)
El ángel llenó de esperanza los caminos del azar para recibir un nuevo milenio donde las estrellas de la arquitectura mundial proponían proyectos que reúsen edificios y calles olvidadas para rescatar su legado y con ello relanzar la identidad de las ciudades post-industriales. Newcastle sería una de esas “ciudades ave fénix”, término acuñado por Anne Power[1], que sorprendería al mundo inaugurando el Puente del Milenio en 2001 con el que empezaría una nueva era en el norte.

Vista del Baltic Flour Mills, anunciando la exposición de Brian Griffiths: “Bill Murray, a story of distance, size and sincerity” (2015).
Bajo el plan de remodelación del muelle, en 2002, un antiguo almacén abandonado en las riberas industriales fue restaurado para dar paso al centro de arte contemporáneo BALTIC. Desde entonces, el arte sacó de sus casas a los geordies, quienes se impregnaron una nueva fama como amantes de la cultura. Se duplicó el número de visitas que recibió el Premio Turner en Londres y se logró bajar el consumo de cerveza por la influencia de una frase que albergó una rara exposición sobre Bill Murray: “puedes lidiar con cualquier cosa en el camino con un sonrisa creíble, sentido común y whisky”[2].

Crédito: Shahid A Khan, 2013.
En 2004, el jugador de las ‘Urracas’ fue invitado a la inauguración del SAGE, un coliseo de música que por fuera se veía como un barco surcando el río Tyne. Escuchaba con atención a la orquesta para identificar el sonido de la trompeta, el cual pronto dejaría la ciudad con él. Al finalizar el concierto, se le entregó una publicidad donde se leía: “gracias al impuesto a la lotería, se ha financiado este edificio, el cual es considerado entre los principales cinco centros musicales del mundo”.
[1] Ver: The growth and decline of cities and regions (LSE, 2004)
[2] Sobre la expo: Baltic art